Anoche tuve
un sueño maravilloso: estaba entre tus brazos, pude sentir el calor de tu
cuerpo y gozar del sin fin de tus caricias, saciar mis sentidos con tu aroma.
Fue tan real cada uno de tus besos que hicieron vibrar cada parte de mí tanto
que despertaron el deseo de tenerte, de poseerte, de cogerte, de beber tus
néctares que fluyen de tu cenote de placer, donde el tiempo pasó siendo éste el
testigo nuestro encuentro.
Una gran
tristeza me invadió al despertar y verme solo y regresar a mi eterna realidad.
Al darme cuenta que todo aquello tan candente fue sólo un sueño del que tuve
que despertar. Y al ver el caminar del astro rey cursando sobre mi ciudad, le
imploro que se apresure para llegar a la noche y retomar para el sueño donde te
tenía pegada a mis labios, a mi intimidad, donde cabalgaste toda la noche,
relinchando sin cesar.
Tuyo soy hoy
y mañana también.
Larry G. Álvarez
No comments:
Post a Comment