Te ansío, aunque tú no quieras
verlo,
aunque sumergido en tu nuevo mundo,
ya no desees comprenderlo.
Te ansío, más tus miras a otro lado
embaucado por no sé qué sueños,
como si en la vida existiese
algo más importante que esto.
Que esto que sale de mi alma,
desgarrado por tus crueles
silencios;
de lo que brota de mi boca
y que no oyen tus oídos necios.
¿Dónde quedan esas miradas tuyas,
ardientes como el fuego?
¿Dónde los salvajes besos
que derramabas por todo mi cuerpo?
¿Por qué ya no me acarician tus
manos,
las que antes aprisionaban mi
miembro?
¿Por qué tu boca ya no ejerce
de experta oral en el sexo?
Larry Álvarez
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